En el día de hoy me gustaría hablaros sobre
nuestra narrativa digital. Ha sido un trabajo duro y intenso pero el resultado
a merecido la pena y la verdad que nos ha emocionado mucho. Ha sido como tener
un hijo que hemos ido mimando y creando poquito a poco, con muchas dudas y miedos de que algo no salga bien pero sobre
todo ilusionadas por crear algo bonito y que nos llegara de verdad.
Quisimos
centrarnos en el tema trabajado con los niños en Herri Ametsa: Los
estereotipos. Centrándonos en ese tema en particular, pero en los roles de
genero en general, nuestra cabeza empezó a maquinar y lo primero fue un brain
storming que duro varios días. Teníamos muy claro que los protagonistas de
nuestra historia no serian personas, ni animales, ni frutas… pero ¿entonces,
quienes iban a ser nuestros protagonistas? Al final, como caído del cielo ( y
nunca mejor dicho), unas gotas inundaron nuestra mente. ¡¡Gotas!! gotas de
lluvia que le dieran sentido a eso que queríamos expresar y hacer llegar a
todos los espectadores. Pero durante ese camino tuvimos un obstáculo: el final
del cuento. Nunca antes una historia había tenido tanto finales. Ninguno nos
convencía, ninguno nos emocionaba demasiado hasta que una mañana, nuestra
bombilla se encendió para alumbrar este camino.
De esta manera conseguimos
darle el mejor de los finales a nuestra historia. Unas ilustraciones iban a
darle sentido a nuestro cuento, ilustraciones creadas a base de sencillez pero
a la vez que transmitían todo lo que nosotras queríamos expresar. Pintadas con
acuarela y con los dibujos necesarios para entender bien la historia, dimos por
terminado nuestro cuento. Ahora solo teníamos que dar un ultimo paso, crear la
narrativa digital. Gracias al programa Movie Maker, un programa sencillo y muy
practica para utilizar también con los niños, y una canción preciosa de
Ludovico Einaudi, pudimos montar las escenas y dar por finalizado nuestra
narrativa, o siguiendo con la metáfora del principio, teníamos a nuestro hijo!
Ahora solo tocaba exponerlo y presentárselo a todos nuestros guías y compañeros
de viaje para que pudiesen ellos también disfrutar de este trabajo como hemos
disfrutado nosotras.
Ha sido un trabajo difícil y nos ha echo sufrir en algunas
ocasiones pero en mi opinión, a merecido la pena, y a merecido la pena por que
cuando las cosas se hacen con tanto mimo, cariño, dedicación, esmero y
paciencia nada puede salir mal.